Alzheimer: el ejercicio reduce los síntomas

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El ejercicio es una de las formas más efectivas de prevenir el Alzheimer. Ahora está claro que el deporte también ayuda cuando la enfermedad ya ha brotado.

"El ejercicio o la actividad física regular podrían desempeñar un papel de dos maneras: para proteger el cerebro del Alzheimer y otras demencias y para sobrellevar mejor las enfermedades", dijo María Carrillo, oficial científica de la Alzheimer's Association, en una convención en Toronto.

Allí se presentaron tres estudios que arrojaron luz sobre los beneficios del ejercicio para los pacientes con demencia. Dan motivos para esperar que el ejercicio sea un método que puede ayudar a las personas con demencia a vivir más tiempo de forma independiente y mejorar su calidad de vida.

Menos ansioso, menos deprimido

Un primer estudio mostró que, después de 16 semanas de terapia con ejercicios, los pacientes sufrieron significativamente menos de síntomas psicológicos típicos como ansiedad, inseguridad y depresión. Cuanto más intenso sea el entrenamiento, mayor será el efecto. Los participantes que se habían movido mucho también estaban más atentos y mentalmente más rápidos que los otros pacientes.

Menor acumulación de proteínas en el cerebro.

Otro estudio demostró que el efecto del movimiento también se puede demostrar de forma orgánica en el cerebro. Los participantes con deficiencias cognitivas leves tenían cantidades significativamente más bajas de las llamadas proteínas tau en el cerebro después de seis meses de entrenamiento físico. Estos complejos de proteínas normalmente estabilizan las estructuras cerebrales. Si se alteran patológicamente, provocan diversos cambios fisiológicos que pueden provocar la muerte de las células del cerebro.

Estos cambios también se reflejaron en el rendimiento mental. Los participantes atléticos estuvieron más atentos y obtuvieron mejores resultados en varias pruebas cognitivas.

También es eficaz para otras formas de demencia.

No solo los pacientes con Alzheimer se benefician del ejercicio. Lo mismo podría aplicarse también a las personas que padecen demencia vascular, la segunda demencia más común después del Alzheimer. Al menos en los participantes que padecían una posible etapa preliminar, a saber, los trastornos cognitivos vasculares (VCI), el rendimiento mental había mejorado nuevamente después de seis meses de entrenamiento. Los escáneres cerebrales en el tercer estudio también revelaron por qué: sus cerebros funcionaban con mayor eficacia que antes.

"Los resultados arrojan luz sobre los beneficios potenciales que las terapias no farmacológicas pueden tener en la enfermedad de Alzheimer", enfatizó el experto en demencia Carrillo en el congreso. El movimiento no solo es potencialmente eficaz como terapia para las formas de demencia, sino que también es fácil de hacer accesible a una amplia gama de pacientes.

 Fuente: Más allá de la reducción de riesgos: el ejercicio físico puede ser un tratamiento eficaz para la enfermedad de alzehimer y la demencia vascular, comunicado de prensa de la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer en Toronto, 24-28 de julio de 2015

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