Enfermedad de Parkinson: las drogas cambian la personalidad

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Movimientos lentos, espasmódicos, rigidez muscular, temblores musculares: los pacientes de Parkinson pierden cada vez más el control de sus movimientos. Los medicamentos permiten a muchas personas afectadas llevar una vida con pocos síntomas durante mucho tiempo. Pero para algunos también cambian el comportamiento y la personalidad.

En la enfermedad de Parkinson, las células productoras de dopamina mueren en ciertas áreas del cerebro. Es la falta de esta sustancia mensajera la que causa los típicos trastornos del movimiento. Ciertos medicamentos, los llamados agonistas de la dopamina, son químicamente muy similares a la dopamina y, por lo tanto, tienen un efecto similar. Sin embargo, no solo afectan las habilidades motoras, sino también el centro de recompensa en el cerebro. Allí pueden desencadenar una alteración del control de los impulsos.

Impulso incontrolable

Las personas con tal trastorno sienten sus necesidades con más fuerza: la necesidad de satisfacerlas es grande. Algunos desarrollan una necesidad excesiva de comida, alcohol o sexo. Otros se vuelven adictos a las compras o al juego. Este último no puede reprimir el impulso de arriesgar mucho dinero en el casino o en las máquinas. "Eso puede tener consecuencias catastróficas", escriben científicos de la Universidad Loyola en Chicago. "El trastorno del control de impulsos puede resultar en divorcio o pérdida de empleo, arruinar a las personas económicamente y poner en peligro su salud".

El director del estudio, el Dr. Adolfo Ramirez-Zamoraa y su equipo han presentado los últimos resultados sobre la medicación del Parkinson y los trastornos del control de impulsos. La conexión parece mayor de lo que se suponía anteriormente. Según esto, el 14 por ciento de las personas con Parkinson tienen un trastorno de control de impulsos que debe tratarse.

Efecto de drogas de doble filo

Hasta el momento, no existe una directriz que estipule cómo debería ser dicho tratamiento. Los científicos recomiendan que los médicos y los pacientes discutan juntos si es posible cambiar o reducir la medicación en caso de un trastorno del control de impulsos. Los antidepresivos, los fármacos antipsicóticos o antiepilépticos también pueden considerarse como terapias alternativas. Esto se contrarresta con el hecho de que es posible que los síntomas de la enfermedad de Parkinson no se controlen adecuadamente y que se presenten fuertes síntomas de abstinencia, como ansiedad y pánico.

Un tratamiento relativamente nuevo, la estimulación cerebral profunda con un marcapasos cerebral, podría ser una terapia adecuada para algunos pacientes. Pero el procedimiento no es del todo seguro. Menos riesgosos son los tratamientos psicoterapéuticos, en los que los pacientes deben aprender a dirigir su atención de tal manera que puedan reconocer y evitar los desencadenantes de impulsos en una etapa temprana. También aprenden a reemplazar el comportamiento impulsado por otros comportamientos.

El Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más común en Alemania y afecta a entre 250.000 y 280.000 personas. La enfermedad suele aparecer entre los 50 y los 60 años. Los síntomas a menudo se pueden tratar bien con medicamentos durante muchos años. Sin embargo, aún no se puede detener la progresión de la enfermedad. El gran desafío es mantener la calidad de vida a pesar de la enfermedad. (vv)

Fuente: Ramirez-Zamoraa, A. et al. 2016. Tratamiento de los trastornos del control de impulsos en la enfermedad de Parkinson: consideraciones prácticas y direcciones futuras. Revisión de expertos en neuroterapéutica. DOI: 10.1586 / 14737175.2016.1158103

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