Ataque cardíaco: control de doble riesgo

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MunichLos depósitos en los vasos sanguíneos son peligrosos. Si se desprenden, puede ocurrir un ataque cardíaco. Pero algunas de estas placas se desgarran con especial facilidad. La magnitud del riesgo en realidad solo se puede estimar combinando diferentes métodos de obtención de imágenes.

Para el estudio, David A. Bluemke y sus colegas del Centro Clínico de los Institutos Nacionales de Salud en Bethesda evaluaron los resultados de las pruebas de 946 participantes que inicialmente no mostraron síntomas de enfermedad cardiovascular.

Mayor riesgo de ataque cardíaco.

El estudio se basó en imágenes de resonancia magnética y ultrasonido tomadas de las arterias carótidas de los sujetos. Estos grandes vasos atraviesan el cuello y suministran sangre a la parte frontal del cerebro. Se encuentran justo debajo de la piel y, por lo tanto, pueden examinarse muy bien.

Los escombros que se desprenden en esta área pueden causar un derrame cerebral. El estado de las arterias carótidas también refleja el estado de las arterias coronarias subyacentes que irrigan el músculo cardíaco. Sin embargo, las placas depositadas en ellos pueden provocar un infarto si se despegan.

Estructuras frágiles

Se sabe desde hace mucho tiempo que no solo el grosor de las placas es decisivo para el riesgo, sino también su estructura. Algunos depósitos son más frágiles y se destruyen más rápidamente. Este es el caso, por ejemplo, si hay un núcleo lipídico más grande dentro de los depósitos, que solo está separado del interior del vaso por una fina capa de tejido conectivo (casquete fibroso).

El equipo de Bluemke ahora ha podido detectar tales estructuras sospechosas combinando los dos métodos de imagen. Compararon los resultados con el ataque cardíaco, el accidente cerebrovascular y las muertes posteriores que ocurrieron dentro de los 5,5 años del estudio.

Pacientes de alto riesgo identificados

Un total de 59 pacientes sufrieron un ataque cardíaco o un derrame cerebral durante el período de estudio. Además de la fuerza del espesamiento, la estructura de los depósitos también resultó ser decisiva para el riesgo. Se encontró un núcleo lipídico dentro de la pared engrosada en casi el 50 por ciento de los pacientes con accidente cerebrovascular. En los vasos de los que se mantuvieron sanos, fue solo del 17 por ciento.

Al combinar la ecografía y la resonancia magnética, el riesgo real de los participantes puede evaluarse mejor que si solo se hubiera realizado una ecografía de la arteria carótida, escriben los investigadores. Esta es actualmente la norma.

“La combinación de los dos procedimientos puede ayudar a identificar a aquellas personas que necesitan una terapia más intensiva”, dice Blumeke. En teoría, esto sería factible; sin embargo, una resonancia magnética es muchas veces más costosa que una simple ecografía. (cf)

Fuente: Anna E. H. Zavodni: Morfología y composición de la placa de la arteria carótida en relación con eventos cardiovasculares incidentes: el estudio multiétnico de aterosclerosis (MESA); Radiología: 13102010.1148 / radiol.14131020

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