Dismorfofobia

Julia Dobmeier está completando actualmente su maestría en psicología clínica. Desde el inicio de sus estudios, se ha interesado especialmente por el tratamiento y la investigación de las enfermedades mentales. Al hacerlo, están particularmente motivados por la idea de permitir que los afectados disfruten de una mejor calidad de vida transmitiendo conocimientos de una manera fácil de entender.

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La dismorfofobia es un trastorno mental grave. Las personas afectadas se sienten feas o incluso desfiguradas, aunque objetivamente no presentan imperfecciones apreciables. Se preocupan excesivamente por su apariencia, centrándose en ciertas partes del cuerpo que perciben deformadas. El trastorno es una carga importante para los afectados. Muchos se retiran de la vida social por temor a ser rechazados. Lea toda la información importante sobre la dismorfofobia aquí.

Códigos ICD para esta enfermedad: los códigos ICD son códigos reconocidos internacionalmente para diagnósticos médicos. Se pueden encontrar, por ejemplo, en cartas médicas o en certificados de incapacidad laboral. F22

Dismorfofobia: descripción

En las personas con dismorfofobia, también conocida como trastorno dismórfico corporal, los pensamientos giran en torno a su apariencia. Te sientes desfigurado aunque no haya una razón objetiva para ello. Incluso si una parte del cuerpo no corresponde realmente al ideal común de belleza, los afectados lo perciben mucho peor de lo que realmente es. La razón de la visión cambiante de la realidad es un trastorno de la imagen corporal. La mayoría de las veces se fijan en cierta parte del cuerpo que les parece poco estética. Las mujeres a menudo se quejan de su cara, pecho, piernas o caderas, mientras que los hombres se sienten desfigurados principalmente por muy pocos músculos, genitales antiestéticos o demasiado vello corporal.

La dismorfofobia tiene consecuencias de gran alcance para la vida social y profesional. Los afectados se alejan de sus amigos y familiares porque se avergüenzan de su apariencia. Descuidan su trabajo. Más de la mitad de los afectados tiene pensamientos suicidas. Por lo tanto, con la dismorfofobia también existe un mayor riesgo de suicidio.

El trastorno dismórfico corporal (en inglés: trastorno dismórfico corporal, abreviado: BDD) es uno de los trastornos del espectro obsesivo-compulsivo de la nueva versión del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Porque las personas con dismorfofobia se comportan de manera similar a las personas con trastorno obsesivo compulsivo.

¿A cuántos les afecta la dismorfofobia?

Aproximadamente del 0,7 al 2,4 por ciento de la población padece dismorfofobia. Las mujeres se ven afectadas un poco más a menudo que los hombres. En muchos casos, el trastorno comienza en la adolescencia. Además de la percepción corporal distorsionada, al menos la mitad de los afectados también padecen síntomas depresivos. La fobia social y el trastorno obsesivo-compulsivo también suelen ocurrir al mismo tiempo.

Dismorfismo muscular

Una variante especial de la dismorfofobia es la dismofobia muscular, que afecta predominantemente a los hombres. Perciben que su cuerpo no es lo suficientemente musculoso o se siente demasiado pequeño. Incluso si su cuerpo ya se parece al de un atleta profesional, no les gusta. Como resultado, algunos comienzan a hacer ejercicio en exceso. La adicción al músculo también se conoce como complejo de Adonis o anorexia inversa (anorexia inversa). Similar a una persona anoréxica, los hombres perciben sus cuerpos como distorsionados. Sin embargo, en lugar de evitar las calorías, se concentran en consumir alimentos ricos en proteínas. En su desesperación, algunos también recurren a los esteroides anabólicos para desarrollar una gran cantidad de masa muscular lo más rápido posible.

No está claro cuántas personas se ven afectadas por el dismorfismo muscular. Es alrededor del diez por ciento entre los culturistas. Los expertos asumen que el número de afectados seguirá aumentando. La razón es que ahora los hombres también están bajo la presión de un ideal de belleza.

Dismorfofobia: síntomas

Las personas con trastorno dismórfico corporal se enfrentan constantemente a sus defectos. Las víctimas no tienen control sobre sus pensamientos de autocrítica, que afectan significativamente su calidad de vida. Las personas con dismorfofobia tienden a tener los llamados comportamientos de seguridad, que también son típicos de las compulsiones. Algunos tienen que seguir comprobando sus supuestos defectos en el espejo, aunque se sientan mal por ello. Otros evitan mirarse en el espejo y ya no se atreven a hacerlo público. Como regla general, las personas con dismorfofobia intentan ocultar sus defectos imaginarios. Algunos tienen cirujanos estéticos habituales o tratan de cambiar su apariencia ellos mismos. Pero nada de esto resuelve el problema: continúan avergonzándose de su apariencia. La dismorfofobia suele ir acompañada de síntomas depresivos como el abatimiento y la desesperanza.

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V), los siguientes síntomas deben aplicarse al diagnóstico de dismorfofobia:

  1. Los afectados están demasiado preocupados por supuestos defectos cosméticos que otros no pueden o solo se notan marginalmente.
  2. La supuesta mancha de la belleza lleva repetidamente a los afectados a ciertos comportamientos o acciones mentales. Por ejemplo, miran su apariencia en el espejo, practican una higiene personal excesiva, tienen que ser constantemente confirmados por otros que no son feos (comportamiento de reaseguro) o se comparan constantemente con otras personas.
  3. Los afectados sufren una preocupación excesiva por su apariencia externa o los perjudican en lo social, profesional o en otras áreas importantes de la vida.
  4. La preocupación excesiva por la apariencia física no se basa en un trastorno alimentario.

La dismorfofobia también puede ocurrir en combinación con el delirio. El interesado está entonces completamente seguro de que la percepción de su propio cuerpo corresponde a la realidad. Otros enfermos, en cambio, se dan cuenta de que su autopercepción no se corresponde con la realidad.

Dismorfofobia: causas y factores de riesgo

Los expertos atribuyen la causa de la dismorfofobia a la interacción de factores biológicos y psicosociales. Los valores que se transmiten en nuestra sociedad también tienen una influencia importante. La belleza es muy importante. Los medios de comunicación refuerzan la importancia de la apariencia al dar la impresión de que la belleza te hace feliz.

Factores psicosociales

Existe alguna evidencia de que las experiencias de la niñez juegan un papel crucial. Las experiencias de abuso y negligencia en la infancia son factores de riesgo para el desarrollo de dismorfofobia. Los niños que crecen sobreprotegidos y cuyos padres evitan los conflictos también corren riesgo.

Las personas con trastorno dismórfico corporal suelen otorgar gran importancia a su apariencia desde la infancia. A menudo reciben afecto de sus padres por su apariencia más que por su personalidad. La apariencia se convierte en fuente de afirmación y reconocimiento. Las burlas y el acoso pueden dañar gravemente la autoestima y hacer que los afectados cuestionen cada vez más su apariencia. Las personas que tienen baja autoestima y tienden a ser tímidas y temerosas son particularmente susceptibles.

Factores biologicos

Los expertos asumen que los factores biológicos también influyen en el desarrollo. Sospecha de una alteración en el hogar del neurotransmisor serotonina. Esta suposición se ve reforzada por el hecho de que el tratamiento con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) puede ayudar con la dismorfofobia.

Factores sustentadores

Ciertos pensamientos y comportamientos perpetúan los síntomas de la dismorfofobia. Los afectados suelen tener exigencias perfeccionistas e inalcanzables sobre su apariencia. Centran su atención en gran medida en el exterior y, por lo tanto, son más conscientes de los cambios o desviaciones de su ideal. Su apariencia siempre les parece poco atractiva en comparación con su ideal deseado. El retiro social y la mirada constante en el espejo aumentan la sensación de fealdad. Este comportamiento de seguridad refuerza la creencia de la persona de que hay una buena razón para no presentarse en público.

Dismorfofobia: exámenes y diagnóstico

El trastorno dismórfico corporal a menudo no se reconoce. En primer lugar, el trastorno suele estar enmascarado por síntomas depresivos. En segundo lugar, muchos de los afectados no son conscientes de que preocuparse por su apariencia oculta un problema psicológico. Existen algunas autoevaluaciones en Internet que permiten una evaluación inicial de la dismorfofobia. Sin embargo, esta prueba de dismorfofobia realizada por uno mismo no reemplaza el diagnóstico de un psiquiatra o psicólogo.

Para diagnosticar la dismorfofobia, el psiquiatra o psicólogo realiza una entrevista de anamnesis detallada. Utilizando preguntas que se basan en los criterios de diagnóstico, los expertos intentan obtener una imagen completa de los síntomas.

Las siguientes preguntas que el psiquiatra o el psicólogo pueden hacer sobre el diagnóstico de dismorfofobia:

  1. ¿Te sientes desfigurado por tu apariencia?
  2. ¿Cuánto tiempo al día te ocupas de las imperfecciones externas?
  3. ¿Pasas mucho tiempo mirándote en el espejo durante el día?
  4. ¿Evitas el contacto con otras personas porque te avergüenza su apariencia?
  5. ¿Se siente abrumado por pensamientos sobre su apariencia?

Después de la conversación, se discuten las opciones de tratamiento y cómo proceder.

Dismorfofobia: tratamiento

Las personas con dismorfofobia rara vez buscan tratamiento psicoterapéutico. Sin embargo, a menudo visitan a un cirujano estético o dermatólogo para que corrijan las imperfecciones percibidas. Sin embargo, esto solo rara vez ayuda a mejorar los síntomas, ya que el ideal deseado es inalcanzable. Para un tratamiento exitoso, los expertos recomiendan la terapia cognitivo-conductual y la medicación. La terapia se puede llevar a cabo de forma ambulatoria o hospitalaria.

Terapia de comportamiento cognitivo

La terapia cognitivo-conductual comienza con pensamientos distorsionados y conductas de seguridad. Al comienzo de la terapia, el terapeuta primero explica al paciente en detalle las causas, síntomas y tratamiento de la dismorfofobia. Cuanto mejor se familiaricen los afectados con el trastorno, más fácil les resultará descubrir los síntomas en sí mismos. Una parte importante de la terapia también es identificar las posibles causas del trastorno. Cuando surgen las causas, muchos pacientes se dan cuenta de que la preocupación por la apariencia es solo una expresión de un problema más profundo.

En terapia, los afectados aprenden a reconocer los pensamientos estresantes y a cambiarlos. Las demandas perfeccionistas se contraponen a demandas realistas y alcanzables. Además de los pensamientos, los comportamientos específicos también juegan un papel importante en el tratamiento. Muchos ya no se atreven a hacerlo público porque tienen miedo de ser juzgados por otros. Cuando las personas con trastorno dismórfico corporal socializan, es con mucho maquillaje o ropa que cubre las partes odiadas del cuerpo. Para reducir la vergüenza y el miedo en relación con la apariencia, los afectados no deben tapar los supuestos defectos, sino mostrarlos abiertamente. Cuando se enfrentan a sus miedos, los afectados experimentan que sus miedos no se aplican. La experiencia de que otras personas no sean conscientes de sus defectos cambia la mente. Con repetidos enfrentamientos con la situación temida, la incertidumbre desaparece y los miedos disminuyen.

En el caso del tratamiento hospitalario, los pacientes están preparados para posibles recaídas antes del alta. Porque en el entorno familiar, muchos de los afectados vuelven a caer en viejos patrones de comportamiento. En última instancia, el objetivo de la terapia es que el paciente pueda utilizar las técnicas que ha aprendido sin ayuda externa.

Medicamento

Para el tratamiento de la dismorfofobia, solo los antidepresivos han demostrado su eficacia como fármacos. En combinación con el tratamiento psicoterapéutico, en algunos casos también se administran inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS). Aumentan el nivel de serotonina en el cerebro que mejora el estado de ánimo y pueden ayudar a mejorar los síntomas. Los ISRS no son adictivos, pero pueden causar náuseas, inquietud y disfunción sexual.

Dismorfofobia: curso de la enfermedad y pronóstico

El trastorno dismórfico corporal es una enfermedad mental grave. Sin tratamiento, la dismorfofobia es crónica en muchos casos. Los síntomas varían en intensidad. Al principio, el sentimiento predominante es el miedo a ser feo. Con el tiempo, alrededor de la mitad de los afectados desarrollan una firme convicción de su defecto y desarrollan una ilusión. Cuanto más prolongada y grave es la dismorfofobia, mayor es el riesgo de intento de suicidio. Por tanto, la detección y el tratamiento tempranos de la dismorfofobia también aumentan las posibilidades de éxito de la terapia.

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