Placenta previa

Mareike Müller es escritora independiente en el departamento médico de y médico asistente de neurocirugía en Düsseldorf. Estudió medicina humana en Magdeburgo y adquirió mucha experiencia médica práctica durante sus estancias en el extranjero en cuatro continentes diferentes.

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La placenta previa (placenta previa) se refiere a la desalineación de la placenta en mujeres embarazadas. Un síntoma típico es el sangrado vaginal al final del embarazo. Dependiendo de la extensión, la placenta previa puede poner en peligro la vida tanto de la madre como del niño. ¡Lea todo lo que necesita saber sobre la placenta previa aquí!

Códigos ICD para esta enfermedad: los códigos ICD son códigos reconocidos internacionalmente para diagnósticos médicos. Se pueden encontrar, por ejemplo, en cartas médicas o en certificados de incapacidad laboral. O44

Placenta previa: descripción

Una placenta previa (placenta previa) es una placenta que normalmente no se asienta en el útero. La placenta es un órgano en forma de disco de entre cinco y 20 centímetros de diámetro. Tiene de dos a cuatro centímetros de grosor y pesa en promedio unos 500 gramos. La placenta se utiliza para suministrar nutrientes y oxígeno al feto. También produce hormonas importantes como la progesterona, el estrógeno y la hCG (gonadotropina coriónica humana), que son importantes para mantener el embarazo.

Una placenta previa cubre más o menos completamente el cuello uterino interno, es decir, la salida del útero por donde debe pasar el niño al nacer. Por lo general, la placenta se encuentra lejos de la salida del útero. Dependiendo del grado de desalineación, se hace una distinción:

  • Placenta profundamente asentada: no llega al cuello uterino, pero se sienta más cerca de él de lo habitual.
  • Placenta previa marginalis: la placenta toca el cuello uterino interno, pero no lo obstruye. Junto con la placenta profundamente asentada, la placenta previa marginalis representa aproximadamente la mitad de toda la placenta previa.
  • Placenta previa parcial: la placenta obstruye parcialmente el cuello uterino interno. Representa aproximadamente un tercio de las anomalías de ubicación.
  • Placenta previa totalis: la placenta cubre completamente el cuello uterino interno. Está presente en alrededor del 20 por ciento de los casos.

En general, la placenta previa ocurre en aproximadamente uno de cada 200 embarazos.

Placenta previa: síntomas

La placenta previa generalmente se manifiesta como un sangrado vaginal repentino. Es más probable que ocurra en la segunda mitad del embarazo, más comúnmente al final del segundo trimestre o al comienzo del tercer trimestre. En algunos casos puede ir acompañado de convulsiones.

El sangrado puede ser masivo y poner en peligro la vida tanto de la madre como del niño. ¡Siempre consulte a un médico si tiene sangrado vaginal durante el embarazo!

Placenta previa: causas y factores de riesgo

Normalmente, la placenta se mueve durante el embarazo en dirección a la cabeza de la madre, es decir, hacia el extremo superior del útero. Esto sucede debido al crecimiento del útero. Esto asegura que el canal del parto esté expuesto. Si la placenta no se mueve, se desarrolla una placenta previa. Al final del embarazo, el útero se expande de modo que la placenta previa puede desgarrarse y se produce un sangrado indoloro.

Hay varios factores que pueden aumentar la probabilidad de que desarrolle placenta previa. Éstos incluyen:

  • de fumar
  • vejez de la futura madre
  • forma inusual del útero (anomalía uterina)
  • muchos embarazos en el pasado
  • Embarazo múltiple
  • Abuso de cocaína
  • Cicatrices en el útero, por ejemplo, de operaciones, cesáreas o abortos (raspado)
  • Fertilización in vitro (inseminación artificial)

Placenta previa: exámenes y diagnóstico

Si experimenta sangrado vaginal durante el embarazo, consulte a su ginecólogo. Primero le preguntará en detalle sobre su historial médico (anamnesis). Posibles preguntas son:

  • ¿En qué semana de embarazo estás?
  • ¿Tienes dolor?
  • ¿Ha estado embarazada una o varias veces antes?
  • ¿Fumas?

Luego, su médico lo examinará. Palpará su estómago para determinar cualquier endurecimiento y la posición del niño. Luego examina la vagina para localizar el origen del sangrado.

Además, realiza una ecografía a través del abdomen (ecografía transabdominal). Al final del segundo trimestre, puede proporcionar información sobre la ubicación de la placenta. Para hacer esto, la vejiga urinaria del paciente debe estar llena hasta la mitad para que se puedan determinar las relaciones entre los órganos individuales. Luego, el paciente y el médico pueden decidir juntos qué modo de parto, natural o cesárea, se debe realizar.

Placenta previa: tratamiento

Si tiene placenta previa marginalis o parcial durante un examen preventivo, el médico le recomendará que descanse en cama. Todas las actividades deben mantenerse al mínimo. Además, se debe preservar la pelvis pequeña. Esto significa que no debes tener relaciones sexuales, insertar nada en tu vagina o enjuagarlo. Si existe riesgo de parto prematuro, el médico puede recetar medicamentos para inhibir el parto. Esto incluye, por ejemplo, atosiban. También se pueden administrar glucocorticoides (betametasona) para ayudar al feto a desarrollarse más rápidamente.

Si se produce sangrado debido a placenta previa, se debe considerar cuidadosamente la terapia. Se debe considerar el peligro que existe en caso de sangrado abundante tanto para la madre como para el feto.En general, el riesgo de sangrado de placenta previa debe sopesarse con el riesgo de parto prematuro. Si el embarazo ha progresado más allá de la semana 36, ​​generalmente se inicia el parto. Luego, casi siempre se realiza una cesárea. En el caso de sangrado abundante con una gran cantidad de pérdida de sangre, es posible que la mujer embarazada necesite que se le administren productos sanguíneos (transfusión de sangre).

Placenta previa: curso de la enfermedad y pronóstico

El curso de una placenta previa puede variar mucho de una persona a otra. Una placenta profunda y una placenta previa marginalis pueden pasar desapercibidas sin complicaciones. Otras formas, como la placenta previa totalis, por otro lado, pueden asociarse con sangrado abundante y gran peligro para la vida. Mientras que algunos sangrados con placenta previa se detienen espontáneamente, es decir, sin ningún tratamiento, otros pueden poner en peligro la vida tanto de la madre como del feto. Si el sangrado se ha detenido, puede volver a sangrar después de unos días o semanas. Con el tratamiento adecuado y el manejo consciente de la enfermedad, muchas pacientes con placenta previa pueden dar a luz a niños sanos.

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